Es fácil imaginar futuros posibles divergentes:
-En un escenario, nuestras prácticas para la gestión de datos se definen principalmente a través de mercados ineficaces, altamente regulados, globalmente fragmentados, y una serie de casos de litigio de alto perfil, muchos de los cuales se convierten en un circo mediático y/o fanfarronería política. Las plataformas colaborativas son demasiado costosas o complejas para funcionar, por lo que se concentran más servicios dentro de los modelos de «jardín amurallado», lo que fortalece aún más la dinámica en la que el ganador se lo lleva todo y genera más conflictos con los reguladores a nivel mundial.
-Alternativamente, podemos desarrollar un conjunto de prácticas, herramientas y recursos que nos permitan beneficiarnos del intercambio de datos mientras protegemos los intereses de todas las partes interesadas. Estos están disponibles y se iteran continuamente a través de plataformas de código abierto y comunidades de profesionales de múltiples partes interesadas.
Esperamos pasar de un paradigma combativo a uno colaborativo sobre permisos de datos compartidos, con herramientas efectivas para ponerlos en práctica, donde habrá comunidades de práctica de datos que estén activas en diferentes dominios comerciales y no comerciales.